Tercer día de la marcha, 04/08/2015, desde Loja hasta Saraguro

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04 de agosto de 2015


La película del día.

Desde San Lucas hasta Saraguro, tierra de saraguros, la etnia que perdura.

Muchas compatriotas temprano en la mañana nos brindaron un buen desayuno, cargadito de cariño, apuntalado con una buena chicha.

En la plaza principal nos dieron la despedida. Patricio Lozano, Presidente de la Junta Parroquial nos auguró un buen camino.

Los indígenas sin importar la lluvia y el frío se multiplicaban a lo largo de la carretera con miles de años de tradición, cultivos y luchas por los derechos. El color negro predomina en sus vestimentas, ellas con coloridos collares y en casos hermosos sombreros blanco y negro. Muchos se despidieron de su gente por unos cuantos días ya que irán hasta Quito a reclamar lo que siempre les ha pertenecido que muchas veces se les vuelve esquivo. Ellos sí saben de Pachamana, Sumak Kawsay y saben cuándo deben salir a pelear por la Patria.

La plaza de Saraguro se llenó con marchantes, discurso, música e inciencio. 

Luego en ordenada fila, fuimos a compartir el buen mote con una sopa que supo a gloria. La sobremesa a orillas del camino con dirigentes de todos los horizontes.

Estoy descansando en una casa de familia, que alquila sus cuartos en un concepto de turismo comunitario. Desayunaré con los miembros de la familia, a las siete de la mañana y luego a ponernos en camino rumbo a Cuenca, donde dicen muchos que habrá una prueba de fuego.  A mi juicio se llenarán las calles y gritaremos "Con respeto y firmeza".

Y que conste vine, de Venezuela, a esta Patria a descansar y miren lo que pasó. Muchos quizá después se lamenten no haber salido a las calles.

Hoy quiero terminar mi trabajo con un poema, que me lo encontré por allá lejos en la quebrada de Humahuaca, en tierras argentinas.

NO TE RIAS DE UN COYA
(Fortunato Ramos)

No te rías de un colla que bajó del cerro,
que dejó sus cabras, sus ovejas tiernas, sus habales yertos;
no te rías de un colla, si lo ves callado,
si lo ves zopenco, si lo ves dormido.

No te rías de un colla, si al cruzar la calle
lo ves correteando igual que una llama, igual que un guanaco,
asustao el runa como asno bien chúcaro,
poncho con sombrero, debajo del brazo.

No sobres al colla, si un día de sol
lo ves abrigado con ropa de lana, transpirando entero;
ten presente, amigo, que él vino del cerro, donde hay mucho frío,
donde el viento helado rajeteó sus manos y partió su callo.

No te rías de un colla, si lo ves comiendo
su mote cocido, su carne de avío,
allá, en una plaza, sobre una vereda, o cerca del río;
menos si lo ves coquiando por su Pachamama.

Él bajó del cerro a vender sus cueros,
a vender su lana, a comprar azúcar, a llevar su harina;
y es tan precavido, que trajo su plata,
y hasta su comida, y no te pide nada.

No te rías de un colla que está en la frontera
pa'l lao de La Quiaca o allá en las alturas del Abra del Zenta;
ten presente, amigo, que él será el primero en parar las patas
cuando alguien se atreva a violar la Patria.

No te burles de un colla, que si vas pa'l cerro,
te abrirá las puertas de su triste casa,
tomarás su chicha, te dará su poncho, y junto a sus guaguas,
comerás un tulpo y a cambio de nada.

No te rías de un colla que busca el silencio,
que en medio de lajas cultiva sus habas
y allá, en las alturas, en donde no hay nada,
¡así sobrevive con su Pachamama!





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